​Optimización del sistema de electricidad, agua y movilidad de Gran Canaria

En el año 2016 el Consejo Insular de la energía de Gran Canaria encargó un trabajo con el objetivo de determinar el sistema de generación de electricidad, de agua potable y de movilidad a medio plazo que permita la máxima autonomía energética, de agua potable y de movilidad para la isla de Gran Canaria, al tiempo que se genere el mínimo impacto medioambiental.


El estudio tomaba en consideración tres escenarios temporales: el año 2014 (para comprobar la idoneidad de la simulación con valores reales), el 2018 (cuando los parques eólicos en marcha terminen de instalarse) y el año 2038 (en el que se supone que toda la planta actual debe ser renovada, lo que permite planificar desde ahora los cambios a introducir con vistas a conseguir el modelo energético óptimo)


También se tomaron múltiples escenarios que combinaban diferentes tecnologías de generación de electricidad (en sistemas renovables y en los térmicos), diferentes tecnologías de almacenamiento de electricidad (centrales hidráulicas reversibles y baterías) y diferentes combustibles (fuel oil y gas natural licuado), todo ello en un marco posibilista y con todas las garantías técnicas y legales para el correcto funcionamiento del sistema resultante.


En el año 2014, el 98% de la energía consumida en Gran Canaria procedía del petróleo (3,4 millones de toneladas equivalentes de petróleo) y solo el 2% procedía de recursos renovables, con un impacto medioambiental de 11,1 millones de toneladas de gases de efecto invernadero. De toda esa energía el 38,2% se destinó a consumo interno y dentro de esta un 64% para la generación de electricidad, un 29% para transporte terrestre y el resto para otros usos.


En ese año el sistema de generación de energía eléctrica de la isla estaba compuesto por un parque térmico de 911,65 MW, varios parques eólicos con una potencia total instalada de 86,86 MW y varias plantas solares con una potencia total de 39,29 MW produciendo en conjunto 3.360 GWh de energía eléctrica puesta en red, de las cuales sólo el 8,92 % era de origen renovable, con un coste de generación de 19,4 c€/kWh. El consumo de combustible se elevó a 764.000 t con unas emisiones equivalentes de CO2 de 2.100.000 t. Un 8% de la electricidad se destinó a la producción de 70 hm3 de agua desalada con la que se abastece la casi la totalidad de la isla. En transporte interior se consumieron 379.040 toneladas equivalentes de petróleo

Como puede observarse se trata de una situación claramente insostenible que requiere la confección de un nuevo modelo energético para la isla de Gran Canaria (que ha de implementarse desde ahora, para culminarlo en el año 2038 o antes si fuera posible) y para el cual se han obtenido los siguientes resultados:


Si se modifica el sistema eléctrico actual, pero sin incorporar cargas gestionables y/o sistemas de almacenamiento energético, el sistema eléctrico óptimo a nivel económico sería el compuesto por 635 MW eólicos, 60 MW fotovoltaicos y 758,87 MW térmicos, alcanzando una penetración de renovables de 52,94%, un ahorro de combustibles respecto al año 2014 de un 50% y un ahorro de emisiones de CO2 de un 48,21%, con una reducción en los costes de operación y mantenimiento del 19,3%. Aunque se incorporaren nuevos parques eólicos, que incrementarían los costes de generación, la máxima penetración que se podría alcanzar se estima en un 60%, debido a que se debe disponer de grupos térmicos de respaldo que garanticen la estabilidad del sistema frente a disminuciones bruscas de producción de las instalaciones renovables.


En el caso de que se incorpore, como está previsto, la Central Hidroeléctrica Reversible Chira-Soria como sistema de almacenamiento energético, con una potencia prevista de 200 MW, se podrían incorporar nuevos parques eólicos e instalaciones solares fotovoltaicas, incrementando la penetración de renovables hasta alcanzar el 61,92% (9% mas que sin ella) y permitiría generar un 18,35% más de ahorro de combustible (se pasaría de 355.123 t a 289.968 t), un 19,08% más de reducción de emisiones de CO2, aunque los costes de generación se incrementarían en un 12,41% durante los primeros años de puesta en funcionamiento de la central debido a elevada inversión que se debe realizar en la central hidráulica, estimada en 321 millones de euros.


Si se emplearan 200 MW de baterías eléctricas de ion-litio industriales, como otra alternativa de sistema de almacenamiento energético, también se podrían incorporar nuevos parques eólicos e instalaciones solares fotovoltaicas, incrementando la penetración de renovables hasta alcanzar el 70% y permitiría generar un 35,04% más de ahorro de combustible (se pasaría de 355.123 t a 230.697 t), un 33,18% más de reducción de emisiones de CO2, incrementando también los costes de generación en un 9,57% durante los primeros años de puesta en funcionamiento, requiriendo una inversión estimada en 800 millones de euros.


La introducción de cargas gestionables asociadas a la producción de agua desalada, en la que se establece una condiciones de interrumpiblidad de algunos bastidores de las plantas desaladoras de la isla (actuales y nuevas) se puede incrementar la penetración de renovables en un 2%, reduciendo los costes de generación en un 0,15%, generando un ahorro de 6 millones de euros al año y consiguiendo que un 98% del agua desalada sea a expensas, exclusivamente, de energías renovables.


La incorporación de una flota de vehículos eléctricos en este sistema de alta penetración de renovables, sustituyendo 200.000 vehículos térmicos por eléctricos (suposición de acuerdo a las expectativas de la Unión Europea) permitiría generar un ahorro en consumo de combustibles asociados a la automoción del 47,02%, reduciendo los costes de desplazamiento de 8€-100km a 2€-100km.


Como resultado de los estudios efectuados el sistema energético óptimo para Gran Canaria (en el año 2038 o antes) se compone para la generación de electricidad de 37 grupos diésel de 20,51 MW cada uno con una potencia total instalada de 759 MW quemando fueloil (la introducción de GNL, al margen de la problemática generada por su amortización que debe quedar garantizada y que supone un funcionamiento pleno durante tal periodo, no supone claras ventajas en cuanto a costes, supone claros problemas de ubicación en la isla y ciertas debilidades técnicas en cuanto a su vulnerabilidad al depender de una sola regasificadora), 3 plataformas energéticas eólicas con un total de 885 MW, varias instalaciones fotovoltaicas con una potencia total instalada de 120 MW y 200 MW de almacenamiento energético, amén de una flota de 200.000 vehículos eléctricos para el transporte interior.


Con todo ello se conseguirá:


  1. Una alta autonomía energética para la producción de electricidad (una elevada independencia del suministro de combustibles fósiles): 67,54%, frente al 8,9% del año 2014 (no se alcanza el 70% porque debe aumentarse la generación de electricidad para suministrar a la flota de vehículos eléctricos en los momentos de ausencia de energías renovables).
  2. Un consumo de combustible para uso interno (electricidad y automoción) de 549.330 Tep, un 55,27% menos que en el año 2014.
  3. Garantía de disponibilidad de agua potable para la población, turismo y agricultura, con independencia del régimen de lluvias: 98% del consumo total (cerca de 70 hm3)
  4. Máxima autonomía energética para la movilidad mediante el accionamiento de vehículos eléctricos con energías renovables. 50% de la flota de turismos
  5. Bajos costes de la electricidad, agua potable y movilidad en comparación con lo que ocurrirá si no se cambia de modelo energético.
  6. Mínimo impacto ambiental y menores penalizaciones por contaminación: emisiones de CO2 de 1,9 millones t/año, un 55% menos que en el año 2014.
  7. 779 empleos directos e indirectos a largo plazo
  8. Máxima incardinación de Gran Canaria en el mundo sostenible del futuro
  9. Imagen turística de Gran Canaria renovada y de alto impacto en relación a su desarrollo sostenible

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