Planificación energética en las empresas

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Recientemente se han publicado dos noticias relacionadas entre sí sobre las que hay que reflexionar desde el punto de vista empresarial. La primera de ellas es la continua escalada que está sucediendo en el precio de la energía, crecimiento del precio del barril de petróleo, del gas natural y en consecuencia de la energía eléctrica.


La segunda es el cierre de las factorías en España de la multinacional del aluminio ALCOA, motivada según la propia empresa por el alto coste de la energía entre otras cuestiones y en consecuencia de la pérdida de competitividad industrial.


La multinacional del aluminio tiene capacidad de cerrar sus factorías en España y trasladar la producción a otros lugares del planeta dono el coste energético no supongan un 40% del coste de la producción, pero las empresas canarias difícilmente pueden llevar a cabo esa deslocalización, por ello conviene hacer una reflexión de los instrumentos que tiene el empresariado para protegerse o intentar suavizar las variaciones incontroladas del coste energético.


La herramienta que tiene las empresas es la planificación energética empresarial, al igual que se planifican los objetivos de las empresas, se planifica los sistemas de aprovisionamientos, y hasta se hace una planificación fiscal, se tiene que desarrollar en las empresas una planificación energética en concordancia con los objetivos empresariales.


El objetivo de esta planificación debe partir de una auditoria energética que analice los actuales consumos energéticos no solo en costes, sino también en tecnologías. A partir de esa auditoria hay que desarrollar un programa de “gestión” de la energía ¿Cómo la usaremos? ¿Cuándo la usaremos? ¿Cómo la contrataremos? Precios, sistemas de contratación, horarios de consumo, … son una parte vital a la hora de la toma de decisiones. Las empresas deben desarrollar medidas de mejoras en la iluminación, en la climatización, en los sistemas de transportes usados y otras que ayuden a la sostenibilidad de la actividad empresarial económica y ambientalmente.


Además, esta planificación energética deberá contener una hoja de ruta sobre las actuaciones en materia de eficiencia energética que debemos implantar en las instalaciones de la empresa: acciones a desarrollar, costes de inversión, periodo de recuperación de la inversión, externalización de la eficiencia energética, …Estas y otras variables deben aportar la información para acometer la gran olvidada de la gestión energética que es la eficiencia.


En aquellos casos que fueran posible, también se debería implementar un programa de energías renovable en la empresa, bien sea para autoconsumo o para convertirnos en productor energético, aprovechando la nueva normativa que abre un amplio abanico en este aspecto. Oportunidades como la instalación de placas fotovoltaicas sobre las cubiertas, instalaciones de geotermia para procesos de calor, valorización energética de residuos, son algunas de las que podría estudiar la empresa para reducir su dependencia energética.

Todos estos planes de actuación deben estar integrados en un Sistema de Gestión de la Energía que permitirá un ahorro de costes de la energía, con una mejora de la competitividad, una mejora de la imagen de la empresa y una concienciación de los trabajadores.


Desde las empresas no podemos controlar el mercado energético, pero si podemos controlar nuestra energía.

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