Carmen Florido de la Nuez

La importancia del autoconsumo en el sector turístico

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El turismo es una actividad de enorme importancia en el conjunto de la economía española, en especial de las Islas Canarias, y representa en cifras de turistas en 2017 15,9 millones, que generaron unos ingresos de 15.573 millones de euros y aportaron el 35.2% del PIB y un 40,3% del empleo, lo que supone 326.970 puestos de trabajo entre directos e indirectos (Exceltur, 2018). Sin embargo, los impactos del turismo van más allá de su mera dimensión económica, porque la actividad turística tiene también impacto en las dimensiones social, cultural y medioambiental.


En efecto, las Islas Canarias se han beneficiado de un desarrollo económico considerable gracias al crecimiento de la industria turística; sin embargo, hace tiempo que ya nadie discute los claros efectos medioambientales que dicha actividad genera sobre un territorio fragmentado y con escasez de recursos. A grandes rasgos, el turismo es responsable de una cuarta parte de los residuos generados en Canarias (la mitad, aproximadamente, hospedados en alojamientos extra-hoteleros). Las consideraciones de sostenibilidad del destino turístico hacen necesario avanzar en una adecuada gestión medioambiental que permita, por un lado, reducir la cantidad de recursos consumidos por la industria (energía, agua, etc.) y, por otro, disminuir la cantidad de residuos generados.


Esta situación es consecuencia del modelo productivo lineal en el que se ha sustentado la actividad productiva, hasta hoy centrado fundamentalmente en “extraer-producir-consumir-tirar”. Lograr reducir la generación de residuos en las actividades turísticas, mediante la prevención, la reducción, el reciclaje y la reutilización es uno de los aspectos recogidos en la “Carta Mundial del Turismo Sostenible +20”. Este objetivo, vincula los residuos a los recursos y enlaza con el concepto de economía circular (en adelante EC), modelo de producción y consumo basado en la reconversión de residuos en recursos, lo que permitiría la reducción en ambos.


La Fundación Ellen MacArthur considera la EC como un sistema industrial restaurativo o regenerativo por intención y diseño, y propone modelos de producción con cero-emisiones/residuos a través de la creación de procesos circulares e inclusivos. Este proceso implica necesariamente una transición hacia fuentes de energía renovables que ayuden a construir capital económico natural y social.


En este contexto, una estrategia que aceleraría el proceso de transición hacia un modelo turístico circular es favorecer el autoconsumo tanto a nivel energético, a partir de las energías renovables, como en otros bienes y servicios. En efecto, el autoconsumo basado en renovables presenta muchas ventajas ambientales y sociales respecto de los modelos convencionales entre las que destacan: mayor sostenibilidad en el sistema de generación, distribución y consumo de energía, aumentando el ahorro y la eficiencia energética y reduciendo su impacto ambiental. En el caso de utilizar biomasa, ayudaría además a revertir otros problemas ambientales relacionados con la gestión de residuos orgánicos, estableciendo sinergias entre el sector primario y el turístico que contribuyen al desarrollo social y económico local, con una reactivación de la economía.


Otra estrategia de autoconsumo es la llamada “estrategia Km 0”, estrategia con la que la industria turística cuenta con productos de proximidad (de un radio inferior a 100 Km), frescos y saludables que le ayuda a recortar costes de transporte, embalajes, envases, etc., reducir su huella de carbono y preservar el medio ambiente a la vez que aportar beneficios a la economía mediante la creación de empelo directo cualificado y local, fortalecimiento de la competitividad entre empresas y fomento del desarrollo tecnológico y la innovación, lo que nos lleva a apostar por un destino inteligente. El turista dispone cada vez de más renta y tiempo libre, viaja buscando experiencias y en este sentido la gastronomía juega un papel relevante que ayuda a fomentar el turismo preservando el valor cultural local.


Los turistas ya nos piden sostenibilidad y si queremos ser sostenibles tenemos que apostar por este tipo de estrategias tanto en términos de energías renovables como en productos de proximidad, lo que nos ayudaría a diferenciarnos de nuestros competidores. Los turistas son cada vez más conscientes de su responsabilidad y exigen al destino una actitud más sostenible desde el punto de vista ambiental, tal como ponen de manifiesto las exigencias de los principales turoperadores.


Por lo tanto, fomentar el autoconsumo en la actividad turística estimula el consumo responsable y el respeto al medioambiente; genera beneficios económicos a las empresas y a la comunidad local, promueve la cultura, e integra a la comunidad local con la actividad turística, mejorando su calidad de vida y reduciendo la pobreza. Está en nuestras manos y en la de nuestras administraciones facilitar este proceso del que nos beneficiaríamos todos. 

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