Julieta Schallenberg

Canarias, la Arabia Saudí de las renovables… pero no sin almacenamiento

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Canarias es una región de algo más de 2 millones de habitantes, y casi 14 millones de turistas en 2018, cuyo suministro energético sigue fundamentándose en importar petróleo que nos llega en barcos a través de nuestros puertos. A pesar del salto cualitativo de la energía eólica en los últimos dos años, pasando de 153 MW de energía eólica en 2016 a 413 MW en sólo dos años, a los que habría que sumar 167 MW de energía solar fotovoltaica, la contribución de renovables a la electricidad canaria se situó alrededor de un 16,5% en lo que va de año. 


Canarias no cuenta con recursos energéticos convencionales pero es la “Arabia Saudí de las renovables”, parafraseando a Jeremy Rifkin, dado que tiene unos recursos envidiables tanto de energía eólica como de energía solar. Los estudios del potencial de energías renovables en Canarias muestran unos resultados espectaculares. El potencial eólico en tierra es mayor que la demanda anual de electricidad en cada una de islas, excepto Tenerife, donde alcanzaría algo más del 25%, y Gran Canaria, donde alcanzaría alrededor del 80%. En el otro extremo, Fuerteventura, que sería capaz de producir más de 10 veces su demanda sólo con energía eólica en tierra. Las cifras para la energía solar fotovoltaica son todavía mejores. El potencial solar fotovoltaico utilizando sólo las cubiertas (sin utilizar ningún territorio no construido) es capaz de generar casi la misma cantidad de electricidad que la demandada anualmente por cada isla. A la energía eólica en tierra y a la solar fotovoltaica habría que sumarle la energía eólica marina, siendo su potencial varias veces mayor que la demanda de cada isla, excepto en islas como La Palma, donde su batimetría limita de forma importante la implantación de la eólica. Pero La Palma dispone de potencial minihidráulico, que debería añadirse a su potencial de renovables. 


En definitiva, la combinación de agua, sol y viento puede autoabastecer a todas y cada una de las islas canarias… en media anual… Pero esto, ¿qué significa? Pues significa que, aunque en términos anuales podamos producir la misma cantidad de energía que la que se demanda, eso no sucede en términos instantáneos, ni diarios ni incluso a veces en términos estacionales. En Canarias tenemos más viento y más sol en verano que en invierno. En los peores días de invierno puede no producirse suficiente energía solar para satisfacer el consumo además de que en invierno nos podemos encontrar con varios días sin viento. Todo ello nos lleva a la misma conclusión, necesitamos poder almacenar la energía, especialmente las energías renovables no gestionables, como son la solar y la eólica, para que puedan cubrir las necesidades energéticas y poder aprovechar el gran potencial de energías renovables que tenemos. Hay múltiples formas de almacenar electricidad, pero me centraré en dos que tienen en la actualidad mayor potencial de implantación en Canarias: las centrales de bombeo reversibles y el almacenamiento en baterías que, lejos de tener que estar enfrentadas pueden, y deben, ser complementarias.


Las baterías van a jugar un papel fundamental a la hora de combinarse con la generación distribuida, y no me refiero sólo a los edificios con paneles solares fotovoltaicos sino también acumulación distribuida e incluso al vehículo eléctrico con una gestión adecuada. El vehículo eléctrico no será sólo parte de un enjambre de sistemas de almacenamiento sino una oportunidad para la gestión de la demanda. El coche eléctrico por la noche estará enchufado pero sólo se debería de cargar cuando reciba la señal que así se lo indique (por ejemplo, baja demanda nocturna a la vez que gran potencia eólica). De día el coche viaja hasta el trabajo dónde lo podremos enchufar de nuevo para que pueda actuar como generador si así se necesitase, para poder tomar energía de las baterías en picos de demanda mediante el incentivo económico adecuado. Las baterías tendrán un rol muy importante en este contexto. 


Pero cuando las necesidades de almacenamiento sean mayores, incluso estacionales, se necesitan otros sistemas de almacenamiento, como pueden ser las centrales de hidro-bombeo o incluso, en un futuro, almacenamiento en sistemas de calor latente o sensible. Todavía hoy en día, y aunque previsiblemente asistamos a una revolución en el mundo de las baterías, tanto tecnológica como en precios, cuando se habla de almacenar miles de MWh no hay que olvidar su baja reciclabilidad, el impacto en origen (extracción de minerales) y los ciclos (y, por tanto, años) que son capaces de cubrir antes de tener que ser sustituidas (con su consecuente nueva inversión). No es sólo una cuestión de precios, sino de mantener el sistema a largo plazo. 


En cualquiera de los casos, renovables no gestionables y almacenamiento tienen que ir de la mano para poder aprovechar el gran potencial renovable de las islas y demostrar que Canarias sí puede renunciar a los combustibles fósiles.

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