Las toallitas húmedas, un problema para la sostenibilidad en Gran Canaria

Los habitantes de la isla vierten más de 12 toneladas de estos artículos de limpieza, que no son de papel, sino un entramado textil compuesto de poliéster y algodón

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Los habitantes de Gran Canaria, unos 870.000, vierten cerca de 23 toneladas de toallitas húmedas y papel higiénico, de los que más de 12 toneladas (57%) son exclusivamente toallitas, generando con ello problemas medioambientales, ya que mientras el 95 por ciento del papel higiénico "se disuelve en la primera media hora", solo una parte de cada toallita lo hace "pasados los días", en concreto, "disminuye su tamaño un tercio, pero los otros dos tercios permanecen".

Así lo expone el Cabildo de Gran Canaria en una nota de prensa, matizando que el tipo de tejido de las toallitas, que "no es papel, sino un entramado textil compuesto de poliéster y algodón, entre otros, genera trenzas, bolas y nudos", de tal forma que con otro tipo de suciedades, que también circulan por los sistemas de alcantarillado y saneamiento, ocasionan "importantes obstrucciones" en las redes.

Por ello, insta a la población de Gran Canaria a desechar correctamente las toallitas húmedas, bastoncitos y otros residuos de aseo, ya que "no se deben tirar al inodoro" porque el váter "no es un sumidero ni una papelera y usarlo como tal genera atascos costosos de solucionar".

En este sentido, indicó que la institución insular debe destinar 5 millones de euros al año a la retirada de este tipo desechos, matizando que este dinero podría ir a otros fines.

Añade que incluso las toallitas en las que su envase expone que se trata de material biodegradable, el proceso de descomposición "sigue siendo tan lento" que la saturación que provoca en las redes de saneamiento "es en la práctica la misma", de tal forma que lo "correcto es desecharlas en la papelera y posteriormente verterlas al contenedor".

Además advierte de que los puntos en los que las toallitas pueden atascarse es en el propio bajante o arqueta, que luego se incorpora al alcantarillado que va bajo vías públicas, así como en algunos codos o reducciones de diámetro donde tienden a depositarse o hacerse bola.

Por último, exponen que las aguas residuales tan solo deberían contener los residuos de carácter orgánico, sin embargo lamentan que a las estaciones depuradoras lleguen bastoncillos de los oídos, que "no son biodegradables, flotan y además no son fáciles de retirar de las aguas residuales y generan problemas".

A ello, agrega que llegan envoltorios de esponjas de baño, preservativos poco o nada degradables y otros muchos plásticos que sumados al papel higiénico, toallitas y demás residuos "generan bolas de basura", todo ello motivado por la una "cultura de usar y tirar" que unida a la insularidad, a la "fragilidad" del ecosistema y a la "escasez" de los recursos provoca un "gravísimo problema medioambiental".

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