Cambiar la ley de aguas mejoraría la regeneración

El consejero de Transición Ecológica, Lucha contra el Cambio Climático y Planificación Territorial del Gobierno de Canarias, José Antonio Valbuena, ha abogado este viernes por modificar la Ley de Aguas en la próxima legislatura, pues en esta ya no da tiempo, para potenciar la regeneración y la desalinización.

Valbuena, que ha comparecido en el Parlamento de Canarias para hablar de la política hidráulica y del ahorro de agua a instancias del PP, ha precisado que el 48 % de agua se capta de forma subterránea; el 41 %, de desalación; un 6 % de reutilización y un 3 % de aprovechamiento de aguas superficiales, según el último informe disponible del año 2021.

El consejero ha abogado por cambiar la gestión del agua y también por planificarla para los próximos años, que a su juicio debe recogerse en una nueva ley de aguas, pues la actual ha quedado “obsoleta” al priorizar las aguas subterráneas asociadas a un régimen de titularidad privada. “Evidentemente hay que adaptar la legislación del agua a los nuevos tiempos”, ha manifestado Valbuena, quien ha defendido que la normativa no solo debe basarse en cómo se extrae el agua sino que introduzca las prioridades que se establecen en la ley canaria de cambio climático.

En su opinión, el objetivo principal no debe de ser captar aguas sino regenerar y en segundo lugar desalinizar, pues Canarias, debido al cambio climático, está abocada a tener que recurrir a esto.

La frecuencia de lluvias cada vez es menor, aunque de forma anual se mantienen los caudales porque llueve de forma torrencial en espacios puntuales, que no pueden ser absorbidas por la tierra de forma natural, lo que desemboca en una disminución importante de los acuíferos.

El principal demandante de agua es el sector primario, que utiliza el 70 % del total, un 20 % para el sector industrial y un 10 % para el sector doméstico, ha agregado. Además, ha informado de que la huella hídrica de Canarias está por encima de la media nacional, con 6.700 litros de agua al día, sin contar con la que se destina al consumo humano, lo que equivale a una piscina olímpica.