Pedro Sánchez aboga, en su programa 'Por una nueva socialdemocracia' por la detención del cambio climático

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Por una nueva socialdemocracia, el documento presentado por el ex secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, reconoce como uno de los principales retos de España el abordar el cambio climático y, para ello, recoge como imprescindible, abordar la implementación de energías limpias, el autoconsumo y la puesta en marcha de medidas de control para el oligopolio.


Detener el cambio climático e impulsar un progreso seguro.


Según este documento, el desafío es detener, revertir y adaptarse al cambio climático, que es la manifestación más evidente de la urgencia de una transición ecológica de la economía. Si el mundo no comienza a reducir sus emisiones de CO2 a partir de 2020 y no llega a 2050 con una reducción del 50% de sus emisiones, se acentuarán los efectos ya visibles del cambio climático, con destrozos inimaginables para la humanidad, en la forma de desastres naturales, pérdida de la biodiversidad, desaparición de especies desde los grandes mamíferos hasta las abejas. Y perdida de amplias zonas cultivables, con el consiguiente aumento de la pobreza y de la desigualdad en
muchas partes del planeta.


Somos, se apunta en el informe, la primera generación con suficiente conocimiento sobre la gravedad de los desafíos ambientales, así como con la capacidad para impulsar un progreso más seguro y más justo para toda la humanidad. Y somos quizás, también, la última generación que puede evitar un colapso social y ambiental a escala global.


La socialdemocracia debe acelerar la transición ecológica de la economía, y en particular la transición energética. Los socialdemócratas tenemos que impulsar políticas eficaces para frenar el deterioro del medio, entendiendo que la cuestión primordial es conseguir el poder representativo necesario para acometer las medidas que se precisan.


Los organismos multilaterales, como la ONU, han elaborado resoluciones muy precisas sobre lo qué hay que hacer para detener el cambio climático, atajar la pérdida de biodiversidad, y reducir toda forma de contaminación.


Los socialdemócratas, añade el documento, deben impulsar su efectiva implantación a escala europea y por parte de cada gobierno. Sin embargo, en el plano nacional, no se ha profundizado
suficientemente en las condiciones para hacer posible que el cambio climático se detenga.


Detener el cambio climático requiere adoptar medidas excepcionales, basadas en el conocimiento científico: es necesario aumentar la eficiencia energética y afrontar el cambio del modo de producción de energía desde fuentes que utilizan los combustibles fósiles a fuentes renovables, así como cambiar el modelo alimentario, responsable de un 20% del calentamiento global.


Esta transición no se va a producir sin los adecuados incentivos públicos (fiscalidad,
compras públicas, regulación) y, si es necesario, por la situación de excepcionalidad
de este desafío, con mecanismos de control público frente a las resistencias corporativas, que son y serán muy notables en todos los sectores productivos y, en especial, en los energéticos.


La transición ecológica de la economía española será viable gracias al importante
potencial existente (gran riqueza de biodiversidad, recursos y capacidades tecnológicas
en energías renovables, en gestión de residuos), y comportará la creación neta de empleo, según estudios de la OCDE y de la OIT, así como mejoras significativas en la salud pública.


En España, la actuación del gobierno conservador va en la dirección diametralmente opuesta: ha modificado numerosas normas ambientales, y se ha plegado ante los intereses particulares de determinados sectores, en particular de los oligopios energéticos, manteniendo, incluso ante el estupor del resto de Europa, los obstáculos a la puesta en pie de sistemas de generación descentralizada de energía a partir de fuentes renovables.


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