Ariagona González. Consejera del Cabildo Insular de Lanzarote

Cuidar nuestra casa

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El cambio climático es el mayor reto al que se enfrenta la humanidad. Disponemos de datos científicos mundiales que nos muestran la realidad de este fenómeno que alterará las vidas de millones de personas y territorios de forma drástica en las próximas décadas. De seguir como hasta ahora, la temperatura media a finales de siglo ascenderá 3,4ºC. De hecho la Organización Meteorológica Mundial dictaminó que 2016 ha sido el año más cálido desde que se tienen registros. 


Sabemos además que los impactos asociados al cambio climático son devastadores. Nos enfrentaremos a la reducción de espacios dedicados a la agricultura y de acceso al agua potable, al incremento de olas de calor extremo, de lluvias torrenciales y de fenómenos ciclónicos, al aumento del nivel del mar con pérdidas asociadas de infraestructuras costeras en todos los litorales del mundo y con la desaparición bajo el nivel del mar de islas pobladas en el índico y pacífico lo que implicará millones de refugiados climáticos. Desgraciadamente esta realidad ya ha llegado aunque algunos sigan empeñados en no verla y en no asumir que nos afecta y nos afectará a todas las generaciones presentes y futuras. El archipiélago canario se enfrentará a todos los efectos del cambio climático, agravados por el hecho de ser un territorio insular.


Conocedora de esta realidad, durante el año y medio que he gestionado el Área de Energía del Cabildo Insular de Lanzarote, he centrado los esfuerzos en aumentar la sostenibilidad y reducir la dependencia energética de mi isla. Entre todos y todas hemos conseguido tener una red de puntos de recarga rápida para vehículos eléctricos, instalar un parque eólico para desalar agua, incentivar la instalación de auto-consumo y poner en marcha una iniciativa pionera en España: la Ventanilla Única de Energías Renovables, entre muchas otras cosas. Siempre que reflexiono acerca del daño medioambiental que le hemos hecho al planeta y del cambio climático que estamos sufriendo llego a la misma conclusión: todos hemos sido partícipes de él, en mayor o en menor medida, con más o menos responsabilidad; y desde todos los sectores de la sociedad estamos llegando tarde a las nuevas/viejas demandas. 


Pero también soy optimista porque veo cómo desde las instituciones públicas avanza la legislación en materia medioambiental. Amsterdam quiere estar desconectada en 2050 del gas natural, Copenhague, Toronto y Francia han implementado leyes para fomentar las azoteas verdes, Noruega prohibirá la venta de vehículos diésel y gasolina en 2025, Madrid, Londres, Barcelona, Copenhague, Estocolmo, Roma, Berlín y Bruselas entre otras, promueven desde la administración, la sustitución de los vehículos de transporte público por vehículos eléctricos y así sucesivamente. Soy optimista porque gracias al trabajo de los científicos tenemos una tecnología cada vez más eficiente, más rentable desde el punto de vista económico y más avanzada, que nos permite un aprovechamiento cada vez mayor de nuestros recursos naturales para su transformación en energía limpia. 


Sigo siendo optimista porque veo una población cada vez más consciente de esta realidad que nos azota, que cambia sus gestos diarios en hábitos más sostenibles gracias a la lucha incansable de asociaciones medioambientales y asociaciones pro energías limpias. Igual que pienso que todos somos culpables del cambio climático también pienso que todos tenemos la oportunidad de luchar contra él y cuidar el planeta que tenemos. Solo podemos hacer frente a esta amenaza desde el compromiso particular de cada uno de nosotros, según nuestras responsabilidades. Seamos conscientes, cuidemos nuestra planeta, que es nuestra casa, no tenemos otra.

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