Pablo Lorenzo. Director de Inversiones, Mantenimiento y Calidad del Grupo Lopesan

"Es más rentable ser sostenible que no serlo"

Pablo lorenzo


¿Es rentable ser sostenible energéticamente?


La sostenibilidad debe ser entendida de forma global desde la rentabilidad económica para que no sea un canto de sirena. Es algo que comprendió Lopesan hace más de diez años, que enseguida entendió que la sostenibilidad debe ser uno de los ejes principales del desarrollo hotelero.


Hoy día, la apuesta por la sostenibilidad es uno de los ejes de responsabilidad corporativa del Grupo Lopesan. Lo llevamos de forma muy rigurosa y todos los centros están certificados con el ISO 14000 y los empleados reciben de forma periódica cursos de sensibilización ambiental, gestión de residuos, emergencia ambiental y capacidad de respuesta. Asimismo, todos los empleados tienen disponible en el Sistema de Gestión del Grupo los procedimientos e instrucciones de trabajo tanto de Medio Ambiente, como de Calidad, Sanitarios y de Prevención de Riesgos Laborales.


¿Cómo se empieza una labor de estas características?


Lo primero que hicimos fue un análisis vectorial de nuestro impacto medioambiental. Hoy día nuestras conclusiones son de sentido común pero tienes que trasladar esta información a cuando hicimos el primer estudio hace 12 años. La actividad hotelera, como toda actividad económica provoca impactos en el medio ambiente y los profesionales del sector tenemos la obligación de minimizarlos. El respeto y la conservación del entorno son la garantía de la continuidad del negocio.


En primer lugar, muy pronto descubrimos que la actividad turística era una gran consumidora de energía, muy por encima de los ratios normales que tiene en su uso domestico o comercial. Esto es normal porque les estamos brindando unas infraestructuras de ocio y actividad mucho mayores que las domésticas.


En segundo lugar, los hoteles somos grandes generadores de residuos, tanto orgánicos como cartón, papel, vidrio, envases, plástico, chatarra, aceite... Por tanto, lo primero que hicimos fue generar un plan para minimizar la generación de residuos y un plan para minimizar los consumos de energía.


En el tema de residuos, hoy día estamos con el tercer plan de minimización de residuos que hace que el 65% de las basuras que se generan en el Grupo Lopesan se clasifiquen y se entreguen a un gestor autorizado, que es la mejor manera de minimizar el impacto al medio ambiente. Estos residuos los gestionamos con medidas de todo tipo, desde administrativas hasta de formación de personal, política de compras...


Al mismo tiempo, hemos ido reduciendo la basura, desde las 9 toneladas que generábamos en un solo hotel a solo 2 toneladas. Esto lo hemos conseguido con una política eficaz que se basa en llegar a acuerdos con proveedores para sustituir cartones y plásticos y la compra de productos en envases de grandes dimensiones siempre que sea posible -a este grado de excelencia solo se puede llegar con la colaboración de proveedores y con el personal completamente concienciado.


Hablemos del primer gran impacto medioambiental: la gestión de la energía.


Al ser grandes consumidores de energía, las primeras medidas fueron las más lógicas: dar el salto al led y poner reguladores de presión en los equipos de bombeo. Ahora, en base a las reformas de los hoteles y políticas de compra se van introduciendo pequeñas cosas que marcan la diferencia.


El gran consumidor eléctrico que tiene un hotel es el aire acondicionado -el alumbrado es solo el 10% del consumo eléctrico de un hotel- y el gran consumidor de agua no es el cliente sino las piscinas. Por eso, enseguida vimos donde teníamos que centrar nuestros esfuerzos, sin perder los otros objetivos de vista. Eso lo sabes después de hacer una categorización de los consumos a nivel obsesivo: medir, medir, medir y medir.


¿Todos los hoteles siguen las mismas curvas de consumo?


No, pero sí existen unas pautas que son generales, especialmente en Canarias, en el que la ocupación es bastante estable. El consumo del hotel es bastante sistemático, independientemente de si está lleno o no. Al fin y al cabo, los grandes consumidores del hotel no son los clientes sino los servicios que presta el hotel. Dicho de otra manera, la piscina tiene que funcionar tanto con muchos como con pocos clientes.


El gran consumidor es el aire acondicionado, la climatización y el agua caliente, por tanto, al final lo único que queda es invertir en producción de energía que compense parte del déficit que se tiene por ese consumo. Si no se puede seguir ahorrando -en ningún momento puedes poner en riesgo el confort del cliente, que paga por tener agua caliente y aire acondicionado- se debe intentar generar esa energía de la forma más rentable posible. En ese momento fue cuando descubrimos que en Canarias vivimos de espaldas al sol.


El turismo juega con ese famoso lema de “turismo de sol y playa” pero en los energético vivimos completamente de espaldas al sol. Decidimos la climatización de los establecimientos aprovechando la energía del sol y minimizar el consumo de electricidad apostando por los parques solares fotovoltaicos. Empezamos cubriendo todos los espacios superiores de nuestros hoteles con una inversión de 7 millones de euros. Decidimos apostar por llenar las cubiertas de parques solares térmicos para producir agua caliente sanitaria; y de parques solares fotovoltaicos para producir kilovatios.


Otro gran gasto de agua es regar los jardines...


Vamos a centrarnos en el Costa Meloneras, que tiene 700 palmeras plantadas a los largo de 60.000 metros cuadrados de jardín. Y eso hay que mantenerlo.


Lo que hemos conseguido es aprovechar al máximo el ciclo del agua. Hay una frase que nos gusta decir mucho: de la ducha al jardín. En todos los hoteles de nueva construcción de la compañía y en todas las reformas que toquen las instalaciones generales del establecimiento planteamos montar una red separada de aguas. Es decir, las aguas negras van al saneamiento del municipio y las de la ducha van a otra red de aguas grises, más blandas, sin tanto componente de fecales. Les damos un tratamiento dentro del establecimiento -no hay olores o son olores muy controlables- y la retornamos al hotel. Esta agua para regar los jardines tiene muy buena calidad y es muchísimo más barata que el agua de abasto.


¿Están todos los hoteles igual de concienciados con el medio ambiente?


Cada vez más, las empresas que son punteras están muy concienciadas con un serio compromiso medioambiental. Ahora es más rentable ser sostenible que no serlo. Eso lo han comprendido los que, como nosotros, se han comprometido desde hace tiempo.


¿El turista lo aprecia?


Cada vez más, se trata de un factor diferencial. El turista no premia lo que haces pero si lo castiga si no lo haces. Hoy día hay turoperadores que realizan inspecciones y solicitan información sobre la gestión ambiental realizada en los hoteles y exigen a los hoteles un compromiso medioambiental -y lo hacen porque el turista lo aprecia y lo valora.

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