La transición energética reducirá el riesgo país de los emergentes

La factura de importación de combustibles fósiles se ha reducido en promedio del 8,4% del PIB en 2015 al 6,2% en 2021 entre los 50 mercados emergentes energéticamente más dependientes


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El mundo se enfrenta a una crisis energética global cuya profundidad y complejidad sin precedentes que ha acelerado una transición hacia fuentes de energía renovables. ¿Cómo afectarán estos profundos cambios a los mercados emergentes? 


De acuerdo con el último informe difundido por Crédito y Caución, a medio plazo, la transición energética debería suponer un alivio para las finanzas de los mercados emergentes importadores de energía por una doble vía. 


Por un lado, la presión a la baja que esto supondrá sobre los precios del petróleo y el gas podría ayudar a reducir sus facturas de importación. Por otro, sus propias inversiones en producción de renovables les permitirán ganar autosuficiencia energética y sustituir paulatinamente los combustibles fósiles importados.

De acuerdo con el informe, este proceso hacia la autosuficiencia ya está en marcha: la factura de importación de combustibles fósiles se ha reducido en promedio del 8,4% del PIB en 2015 al 6,2% en 2021 entre los 50 mercados emergentes energéticamente más dependientes. Jordania y Marruecos son dos ejemplos especialmente exitosos: han incrementado la cuota de renovables en su mix hasta el 34% y el 37%, respectivamente.

Este camino hacia la autosuficiencia energética de los mercados emergentes reducirá los desequilibrios en sus balanzas por cuenta corriente, lo que previsiblemente reducirá su riesgo país y ofrecerá oportunidades de inversión y crecimiento. No obstante, el informe recalca que no eliminará totalmente los déficits gemelos persistentes, por cuenta corriente y presupuestarios, ni resolverá los problemas de deuda externa a los que se enfrentan estos países. La dependencia de las importaciones de productos básicos como los alimentos y la mayor demanda de bienes de capital asociados a la transformación en marcha, como paneles solares y turbinas eólicas, seguirán impulsando esos déficits.

La deuda pública de muchos países continuará superando dentro de una década el umbral crítico del 70% para las economías emergentes. Por eso, en paralelo a la autosuficiencia energética, las amplias reformas estructurales serán igualmente importantes para reducir las arraigadas vulnerabilidades financieras y los desequilibrios macroeconómicos de los emergentes, en un contexto donde el declive de los combustibles fósiles seguirá una trayectoria volátil.

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