El futuro ya está aquí: autoconsumo

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Canarias asegura un rendimiento promedio de siete horas de radiación solar frente a las cinco de media que hay en la Península. Suficiente para hacernos dar cuenta de que condiciones naturales sobran para que el Archipiélago dé un gran salto, no ya en el futuro sino ahora mismo, hacia el autoconsumo en escala. El desarrollo de esta modalidad en las Islas es muy modesto todavía, achacable en parte a la inseguridad jurídica, como el llamado “impuesto al sol”, que aunque no se aplicase en las Islas, desalentó inversiones. Pero también debido al esfuerzo económico necesario para cumplir con las especificaciones técnicas, donde la regulación aparecía como un enemigo y no como un aliado. “La normativa es poco clara, y así es complicado”, decían fuentes del sector.


Sin embargo, las cosas han cambiado en los últimos tiempos. El nuevo real decreto, el RD 244/2019 de 5 de abril, tiene como objetivo el impulso del autoconsumo. Y es así como consecuencia de la modificación en la regulación del autoconsumo en España tras la publicación del Real Decreto Ley 15/2018 de 5 de octubre. Se establece allí que la energía autoconsumida de origen renovable, cogeneración o residuos, estará exenta de todo tipo de cargas y peajes. Su objetivo declarado es impulsar que el autoconsumo se realice con generación distribuida renovable.


El desarrollo de esta modalidad tiene un efecto positivo sobre la economía en general. El autoconsumo fomenta la actividad económica y el empleo local, significa un impulso a las fuentes renovables y contribuye al cumplimiento de los objetivos de penetración de energías limpias y reducción de gases de efecto invernadero. También tiene un efecto positivo sobre el sistema energético. La electrificación de la economía representa una condición fundamental para la transición hacia una economía baja en carbono de la manera más eficiente.


En cuanto a los consumidores finales, el autoconsumo es una opción más ventajosa como alternativa al sistema tradicional centralizado, porque traerá consigo una disminución del precio de la energía por dos motivos. El primero, el aumento de la oferta de energía debido a los excedentes que se vendan. El segundo, la reducción de la demanda, ya que parte de la energía requerida será abastecida por la propia energía autoconsumida. La generación distribuida tiene como ventaja también, frente al modelo tradicional centralizado, que se reducen las pérdidas de energía por transporte y distribución en la red desde el origen hasta el punto de consumo.


Una de las claves del Real Decreto es la implantación de un mecanismo simplificado de compensación de excedentes. Esto se refiere a la energía generada por instalaciones de autoconsumo y que el usuario no consume instantáneamente. Hasta ahora, si el autoconsumidor quería obtener una compensación por esta energía que se inyecta en la red, debía constituirse jurídicamente como productor de energía, realizando los trámites y declaraciones fiscales que la ley exige. A partir de ahora, las comercializadoras de energía serán las encargadas de compensar al usuario por la energía excedentaria con un descuento en su factura mensual que podrá llegar hasta el 100x100 de la energía consumida por el usuario en ese mes. Este mecanismo será de aplicación para las instalaciones con una potencia no superior a 100 kilovatios (kW), y siempre que produzcan electricidad a partir de energía de origen renovable. En el caso del autoconsumo colectivo, el Real Decreto también abre la puerta a que un consumidor pueda aprovechar los excedentes de su vecino y coparticipe de autoconsumo, si éste no está consumiendo su parte proporcional de energía.


Con el objeto de impulsar el desarrollo del autoconsumo y ofrecer facilidades a la ciudadanía, la norma abre la posibilidad de que todas las comercializadoras puedan ofrecer servicios de autoconsumo renovable. La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia, que ha validado esta medida, supervisará la evolución del mercado y, en caso de que surjan problemas de competencia, podrá proponer al Gobierno el establecimiento de restricciones a determinadas compañías.


Por el lado de la simplificación administrativa, esta nueva norma reduce los trámites administrativos para todos los usuarios. En el caso del pequeño autoconsumidor (instalaciones de hasta 15kW o de hasta 100kW, en caso de autoconsumo sin excedentes), se reducen a una única gestión: notificar la instalación de una planta de producción eléctrica en su correspondiente comunidad o ciudad autónoma. El registro nacional se nutrirá de la información remitida por las administraciones autonómicas. Además, para las instalaciones de menos de 100kW en baja tensión, las administraciones recabarán información a partir de los datos del certificado electrotécnico de la instalación. Asimismo, se articula un procedimiento para que sea el distribuidor quien modifique el contrato de acceso de los pequeños consumidores que realicen autoconsumo y este solo tenga que manifestar su consentimiento. También se simplifican drásticamente las configuraciones de medida para que, en la mayoría de los casos, baste con un solo contador en el punto frontera con la red de distribución, lo cual supone una reducción de costes. En el caso de autoconsumo colectivo, también será necesario medir la energía generada con otro equipo para hacer el “reparto de energía” entre los consumidores participantes. Desde el punto de vista de la seguridad industrial, se modifica el reglamento electrotécnico de baja tensión para regular los dispositivos antivertidos y los kits autoenchufables, garantizando que el desarrollo del autoconsumo es compatible con la protección de las personas y equipos.


En el caso específico de Canarias, es cierto que siempre se ha dicho que estamos rodeados por todas partes de potenciales energéticos y que no los estamos utilizando. Pero esto podría empezar a cambiar. Fuentes del mercado aseguran que haber autoconsumo en las islas lo hay, pero otra cosa es que se hayan registrado todos. “Algunos prefieren quedarse como están, semiescondidos, fuera de la ley. Otros sin embargo, están totalmente desconectados. Hay de todo”, afirman a EnergyHub.


Pero este nuevo escenario del autoconsumo puede terminar con las trabas administrativas y burocráticas que han ralentizado el desarrollo de esta forma de generación. La nueva regulación ha supuesto un espaldarazo para que la competitividad alcanzada por la tecnología fotovoltaica cobre protagonismo y esto se ha notado en el reciente primer Congreso Nacional de Autoconsumo, que ha mostrado a un sector vibrante y preparado para el futuro. Allí se pudieron ver los múltiples aspectos y las distintas aplicaciones que tiene. Entre las aplicaciones se destacó el uso para regadío, movilidad eléctrica o climatización, más allá de la generación eléctrica en sector residencial, industrial o turístico. El almacenamiento o la hibridación con otras tecnologías se destacaron como soluciones fundamentales para multiplicar la eficiencia de los proyectos, además.


El director general de la Asociación de Empresas de Energías Renovables (Appa), José María González Moya, es crítico y observa que aunque “no son muchos” los países europeos que lideran el autoconsumo, España está “lejos” todavía. Ha perdido mucho tiempo, porque “es el país de Europa con más horas de sol” y, sin embargo, aún se está arrancando en este ámbito. En su opinión, uno de los principales obstáculos para la extensión de esta práctica ha sido la normativa del año 2015 sobre autoconsumo que, “más que fomentarlo, prácticamente lo frenaba”. Sin embargo, a partir de la publicación de los dos últimos reales decretos sobre esta materia (2018 y 2019), “ha habido un nuevo impulso y, a nivel regulatorio, las facilidades para poner en marcha el autoconsumo se han abierto mucho”. González Moya cree que otro de los obstáculos es la falta de pedagogía en la sociedad, tanto a nivel industrial como particular.


Muy interesante es el apunte que hacía la presidenta de la Sala de Regulación de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), María Fernández, que detallaba que España tiene alrededor de 30 millones de puntos de suministro, de los cuales 28 millones consumen la mitad de toda la energía generada en el país y solo 850.000 consumen la otra mitad. En ese sentido, ha dicho que el establecimiento del autoconsumo en la industria es “esencial” y puede ser un elemento “muy relevante” para reducir el precio de la energía y mejorar la competitividad de la economía española. Reduce costes a la producción industrial y libera recursos para la población en general, en otras palabras.


Los números que maneja el primer Observatorio Español del Autoconsumo Fotovoltaico Residencial, informe elaborado por el instituto Análisis e Investigación (Grupo AiE) a instancias de la empresa Solarwatt, son concluyentes: 1.500 megavatios de autoconsumos residenciales a instalar en los próximos tres años, distribuidos en unas 328.000 viviendas unifamiliares, obra que demandaría “alrededor de 8.000 nuevos puestos de trabajo especializados: ingenierías, electricistas, instaladores, industria auxiliar, personal de mantenimiento o comerciales, entre otros”. Y esta estimación es solo referida a vivienda residencial.


Interesante resulta, pues, la cuenta que hace el ingeniero Álvaro Artiles, miembro del Instituto de las Comunidades Energéticas Autosuficientes de Canarias, que señala que una vivienda particular puede ser autosuficiente a partir de una instalación de paneles solares de 1.500 vatios, que tiene una inversión que ronda los 5.000 euros y estaría amortizada en cuatro años. Más si se tiene en cuenta que se ofrecen planes de financiación que facilitan estas inversiones y las hacen asumibles, siempre y cuando se disponga de la superficie suficiente para la instalación de los módulos. Se dispondrá así de un nuevo sistema, más proclive a la energía de fuentes renovables, que pase gradual pero decididamente de gastar muchos millones –760 millones en 2017, 350 euros que se ha ahorrado cada canario, o 1.400 cada familia– para el déficit tarifario de producción eléctrica en las Islas y mejorar el modelo energético con impulso a las fuentes limpias.


Frente a una industria que parece que sí está aprovechando las ventajas que ofrece la nueva normativa, aun hay mucho recorrido por delante, especialmente para acercar el autoconsumo a las comunidades de vecinos. Además, es importante plantear no solo la instalación de generación renovable, sino valorar también la mejora de la eficiencia energética del edificio para reducir su demanda. La clave es que a los vecinos se les ofrezca un producto atractivo y fácil de comprender, aprovechando las facilidades de la normativa. Será en el medio plazo en que empecemos a ver, con soluciones innovadoras en algunos ámbitos, si esta revolución llega para cambiarlo todo.

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